
Aunque solemos asociar las alergias con la primavera, el otoño y el invierno también presentan desafíos significativos para quienes las padecen.
Cuando bajan las temperaturas, muchas personas asocian el aire fresco con un alivio de las molestias alérgicas. Sin embargo, el otoño y el invierno pueden implicar un desafío para quienes padecen de alergias respiratorias. A diferencia de las alergias primaverales, que son principalmente causadas por el polen de árboles y pastos, las alergias de las estaciones frías suelen estar dominadas por alergenos de interior. La principal razón es que pasamos mucho más tiempo dentro de casa, en ambientes cerrados y con menor ventilación, lo que propicia la acumulación y concentración de ciertos agentes irritantes. Entre los principales culpables se encuentran los ácaros del polvo, el moho y la caspa de mascotas, que encuentran en nuestros hogares el ambiente ideal para proliferar.
Los síntomas de estas alergias pueden ser muy similares a los de un resfriado común, lo que a menudo lleva a confusiones. Incluyen estornudos frecuentes, secreción nasal, congestión, picazón en la nariz, la garganta y los ojos, y a veces, tos seca o sibilancias. Distinguirlos de un virus puede ser complicado, pero ante la persistencia de los síntomas, o la aparición regular de ciertos síntomas en ciertos ambientes, es posible sospechar de una alergia. La humedad elevada en espacios cerrados y la falta de ventilación contribuyen al crecimiento de moho, especialmente en baños, sótanos o cocinas, que también liberan esporas alergénicas al aire.
Para mitigar el impacto de estas alergias estacionales en otoño e invierno, es fundamental adoptar medidas preventivas en el hogar. Una limpieza profunda y regular es clave: aspirar alfombras y tapicería con frecuencia, preferiblemente con aspiradoras que tengan filtro HEPA, y lavar la ropa de cama con agua caliente semanalmente para eliminar ácaros. Controlar la humedad ambiental con deshumidificadores puede ayudar a reducir la proliferación de moho. Si tenés mascotas, es aconsejable bañarlas con regularidad y evitar que duerman en la misma habitación que las personas alérgicas, o al menos limpiar sus espacios con mayor frecuencia. Si los síntomas persisten o son severos, es crucial consultar a un médico especialista, quien podrá realizar pruebas para identificar los alérgenos específicos y recomendar el tratamiento más adecuado, que puede incluir antihistamínicos, descongestivos o, en algunos casos, inmunoterapia. Tomar estas precauciones te permitirá disfrutar de las estaciones frías con mayor confort y bienestar respiratorio.
Si tenés dudas, podés consultar con un alergista. Buscá en nuestra cartilla médica el que más te convenga.